El viernes 20 de julio fui a un evento a fragueiro 2020, la razón, más allá de los festejos del día del amigo, era asistir al show flamenco que se brindaba esa noche. Ya que dentro del espectáculo bailaba mi profesora de flamenco Vivi (la más linda de todas las “bailaoras” de córdoba). Fui con mis compañeras de flamenco Caro y Marce. El día del evento ya estaba todo reservado pero gracias a las gestiones de Caro pudimos asistir al evento.
Yo había ido varias veces a fragueiro, pero en todas las ocasiones fui a tomar algo, esta fue la primera vez que iba a cenar.
Había un menú prefijado para el evento así que sólo había que esperar, relajarse y disfrutar.
La entrada fueron bruschetas con crema de rúcula. Muy interesante, siempre había comido la rúcula en hoja fría o caliente, pero nunca de esta forma, la verdad interesante.
El plato principal fue pechuga de pollo rellena con calabaza y queso, salsa de reducción de licor de durazno, la guarnición galletas de papa y hojas verdes.
Aquí quiero hacer una observación, acabo de escribir muy tranquilo que una parte la guarnición eran galletas de papa, pero la verdad durante la cena no pude descubrir de que eran las galletas. Cómo diría el gran Sumito Estévez el plato tenía malicia, estás comiendo algo que te gusta y por la forma de preparación no podés descubrir el ingrediente principal. Tuve que consultarle a la moza, la cual le consultó al chef por ella tampoco sabía. Resultó ser una masa de ñoquis horneada en vez de hervida. La verdad me pareció muy creativa y además muy sabrosa. La pechuga estaba muy sabrosa y en buen punto de cocción, las hojas verdes venías sin aderezo lo cual me pareció un poco aburrido, pero como el sabor del pollo era muy contundente las hojas equilibraban el palto. La verdad muy buen plato. El postre fueron unos sorrentinos horneados rellenos de crema de chocolate y salsa de frutilla. Como presentación muy original, la masa estaba buena no demasiado dulce y crocante, el relleno cremoso pero muy empalagante, estaba bueno el contraste de texturas pero no así el sabor del relleno.
Vale aclarar que no soy muy amante de los postres, quizá para el paladar medio no resulte tan relajante, pero a Caro y Marce tampoco les gustó el postre, así que quizás estaba un poco excedido en la dulzura.
Como balance general me pareció una buena cena, a un buen precio. El menú incluía los platos que describí, más la bebida, una copa de champagne y el derecho de espectáculo, todo a $35. La verdad muy bueno.
lunes, 23 de julio de 2007
Capitol
El día lunes 16 de julio fui a almorzar a Capitol, un bar estilo irlandés que está en chacbuco y poeta lugones. EL motivo en ésta ocasión era aprovechar el último día de mis vacaciones de invierno.
El lugar está ambientado como todo bar irlandés, colores oscuros, de la gama del verde y el rojo, con mucho detalles y accesorios en madera, lo cual de la da una calidez especial. Apenas ingresé tuve una sensación de melancolía ya que recordé el entrañable Dublín, que tantas noches de invierno me alojara en su piso superior o en la mesa redonda debajo la escalera.
Bien, ya salgo del flash back y retomo el comentario, nos sentamos en la mesa junto a la ventana. La moza vino a tendernos, muy cordial, muy simpática, nos informó que podíamos elegir un plato de la carta o el menú ejecutivo del día. Como tenía ganas de almorzar rápido, elegimos el plato del día.
Nos trajeron un appetizer, bruschetas con berenjenas en escabeche. El plato principal llegó rápido. Roulé de lomo relleno con verduras salteadas, con crema de hierbas y un puré mixto.
Lo primero que puedo decir, un plato abundante, tres porciones de roulé con abundante puré. La carne estaba con buena temperatura no así el puré que estaba tirando a tibio. El sabor del plato era muy pero muy bueno. Muy sabroso, “gustito a casero” me sorprendió no espera un sabor tan rico, la carne era tierna la crema bien saborizada y el puré muy cremoso.
A lo largó del almuerzo no paré de repetir mentalmente “que bueno que está esto”.
El menú ejecutivo incluía el postre al cual no accedí ya que había sido muy contundente el plato principal y no me quedaba apetito para nada más. Todo esto a un precio muy accesible, considerando la bebida, la entrada, el plato y el postre por $15, y si además le agregamos lo sabroso y la buena atención, queda por demás claro que el lugar el muy recomendable.
El lugar está ambientado como todo bar irlandés, colores oscuros, de la gama del verde y el rojo, con mucho detalles y accesorios en madera, lo cual de la da una calidez especial. Apenas ingresé tuve una sensación de melancolía ya que recordé el entrañable Dublín, que tantas noches de invierno me alojara en su piso superior o en la mesa redonda debajo la escalera.
Bien, ya salgo del flash back y retomo el comentario, nos sentamos en la mesa junto a la ventana. La moza vino a tendernos, muy cordial, muy simpática, nos informó que podíamos elegir un plato de la carta o el menú ejecutivo del día. Como tenía ganas de almorzar rápido, elegimos el plato del día.
Nos trajeron un appetizer, bruschetas con berenjenas en escabeche. El plato principal llegó rápido. Roulé de lomo relleno con verduras salteadas, con crema de hierbas y un puré mixto.
Lo primero que puedo decir, un plato abundante, tres porciones de roulé con abundante puré. La carne estaba con buena temperatura no así el puré que estaba tirando a tibio. El sabor del plato era muy pero muy bueno. Muy sabroso, “gustito a casero” me sorprendió no espera un sabor tan rico, la carne era tierna la crema bien saborizada y el puré muy cremoso.
A lo largó del almuerzo no paré de repetir mentalmente “que bueno que está esto”.
El menú ejecutivo incluía el postre al cual no accedí ya que había sido muy contundente el plato principal y no me quedaba apetito para nada más. Todo esto a un precio muy accesible, considerando la bebida, la entrada, el plato y el postre por $15, y si además le agregamos lo sabroso y la buena atención, queda por demás claro que el lugar el muy recomendable.
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